Más de 15.000 chilenos marcharon por el centro de Santiago, y otros tantos miles en diversas ciudades del país, para manifestar su rechazo al Tribunal Constitucional (TC) quien prohibió la entrega de la pastilla anticonceptiva de emergencia a través del sistema público de salud.
Y es que la resolución es tan violenta que no podía ser de otra forma. Miles de hombres y mujeres comienzan a sentir jueces no electos en la intimidad misma, en la propia cama, en el lecho donde se expresan los más profundos sentimientos.
Se ha pretendido superponer el debate entre el derecho a la vida y el derecho a decidir, el derecho a planificar la reproducción o ser víctima de la sociedad, cuando de lo que se trata es de superar las desigualdades entre pobres y ricos.
La píldora, como anticonceptivo de emergencia, no está prohibida en Chile, el TC no la ha suprimido, salvo a aquellas mujeres que tienen dificultades económicas, salvo a los sectores populares, salvo a quienes están en la marginalidad misma, salvo a las mujeres que se atienden en policlínicos o en el sistema público de salud. Aquellas damas que puedan pagar una consulta privada y costear el valor de la píldora en una farmacia, no tendrán impedimento en obtenerla y, a su vez, utilizarla.
Esa es la realidad. Las diferencias entre ricos y pobres se expresa también en la posibilidad de una planificación familiar, en el derecho a decidir respecto de nuestra propia reproducción. He de esperarse que los municipios ejerzan su derecho a la autonomía y faciliten la entrega de la píldora a quien la necesite. De no ser así, se crearía un muy mal precedente y, tal cual el propio TC, caerían en el cuestionamiento mismo de la institucionalidad. Los alcaldes tienen la palabra. Por ahora, mujeres y hombres, seguiremos defendiendo nuestro derecho a decidir y lucharemos por Chile para todos y todas.
PARTIDO COMUNISTA DE CHILECOMUNAL PEÑALOLEN
Y es que la resolución es tan violenta que no podía ser de otra forma. Miles de hombres y mujeres comienzan a sentir jueces no electos en la intimidad misma, en la propia cama, en el lecho donde se expresan los más profundos sentimientos.
Se ha pretendido superponer el debate entre el derecho a la vida y el derecho a decidir, el derecho a planificar la reproducción o ser víctima de la sociedad, cuando de lo que se trata es de superar las desigualdades entre pobres y ricos.
La píldora, como anticonceptivo de emergencia, no está prohibida en Chile, el TC no la ha suprimido, salvo a aquellas mujeres que tienen dificultades económicas, salvo a los sectores populares, salvo a quienes están en la marginalidad misma, salvo a las mujeres que se atienden en policlínicos o en el sistema público de salud. Aquellas damas que puedan pagar una consulta privada y costear el valor de la píldora en una farmacia, no tendrán impedimento en obtenerla y, a su vez, utilizarla.
Esa es la realidad. Las diferencias entre ricos y pobres se expresa también en la posibilidad de una planificación familiar, en el derecho a decidir respecto de nuestra propia reproducción. He de esperarse que los municipios ejerzan su derecho a la autonomía y faciliten la entrega de la píldora a quien la necesite. De no ser así, se crearía un muy mal precedente y, tal cual el propio TC, caerían en el cuestionamiento mismo de la institucionalidad. Los alcaldes tienen la palabra. Por ahora, mujeres y hombres, seguiremos defendiendo nuestro derecho a decidir y lucharemos por Chile para todos y todas.
PARTIDO COMUNISTA DE CHILECOMUNAL PEÑALOLEN
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